A diferencia de la fibra de vidrio, la fibra de aramida es un tipo de fibra sintética de alto rendimiento. Cuando se utiliza para reforzar tuberías RTP, aporta características de rendimiento excepcionales, como se describe a continuación:
Las fibras de aramida presentan una resistencia a la tracción de aproximadamente 2.800–3.200 MPa, es decir, entre 1,5 y 3 veces superior a la de las fibras de vidrio (1.000–2.000 MPa). Además, la aramida tiene una densidad mucho menor (solo 1,44 g/cm³) en comparación con la fibra de vidrio (~2,5 g/cm³), lo que se traduce en una relación resistencia-peso superior. Esta ventaja permite que las tuberías RTP reforzadas con aramida soporten presiones de trabajo más altas (normalmente entre 3 y 32 MPa, y en algunas variantes especializadas hasta 40 MPa).

Las fibras de aramida ofrecen una gran resistencia al esfuerzo cíclico. Esta propiedad hace que las tuberías RTP reforzadas con aramida sean mucho menos propensas a agrietarse bajo condiciones de presión alternante a largo plazo (por ejemplo, presión pulsante en la producción de petróleo y gas). Como resultado, estas tuberías alcanzan una vida útil de diseño prolongada, de entre 20 y 50 años.
Las fibras de aramida presentan un alto módulo elástico, lo que proporciona una mayor rigidez que la fibra de vidrio. También ofrecen una mejor resistencia a la fluencia, es decir, mantienen su forma sin deformarse bajo presión prolongada. Estas propiedades hacen que las tuberías RTP reforzadas con aramida sean ideales para el transporte estable y duradero de fluidos a alta presión.
Las fibras de aramida presentan una excelente estabilidad química frente a una amplia gama de sustancias, incluidas los ácidos, los álcalis (excepto los oxidantes fuertes como el ácido nítrico concentrado), los hidrocarburos y la salmuera. Cuando se combinan con una matriz termoplástica resistente a la corrosión (por ejemplo, PVDF), las tuberías RTP reforzadas con aramida pueden transportar de forma segura fluidos corrosivos como H₂S y CO₂, eliminando la necesidad de recubrimientos anticorrosivos adicionales.
Sin embargo, las fibras de aramida presentan una desventaja en cuanto a resistencia a la compresión.
Una limitación destacada de las fibras de aramida es su característica de ser «fuertes a tracción pero débiles a compresión«. Esto implica que las tuberías RTP reforzadas con aramida pueden deformarse cuando se someten a fuerzas de compresión externa, como la presión del suelo durante el enterramiento o los impactos mecánicos durante la instalación. Para reducir este riesgo, se requieren medidas de protección adicionales, como el uso de cubiertas exteriores más gruesas o la colocación de materiales de amortiguación alrededor de la tubería en escenarios de enterramiento.
En conclusión, el alto costo de las fibras de aramida limita su aplicación en escenarios convencionales de presión media o baja. Para estos casos, las tuberías RTP reforzadas con fibra de vidrio suelen ser la alternativa preferida y más rentable.
Diseño de tres capas:


